sábado, 14 de mayo de 2011

Programa de feria 2005

UN AÑO EN BELALCÁZAR


            Nací a finales de julio del año 2004 en Torralba de Calatrava, un pequeño y bonito pueblo de Ciudad Real, a los pocos días de mi nacimiento, mediados del mes de agosto, me trasladaron a la localidad de Belalcázar para afianzarme en ella y echar raíces. El día 17 de agosto me adornaron con muchas flores y colocaron sobre mi la imagen de una Virgen, que debía ser muy importante para los habitantes del lugar porque además de las flores la imagen estaba revestida con muchas joyas y un vestido muy bonito. Se celebraba el día del Hermano Emigrante, hubo una Eucaristía y al término de la misma los asistentes se acercaron a besar el manto de la imagen. Al terminar todo el acto me colocaron sobre una piedra en una capilla lateral de la iglesia y todas las semanas aparecían por allí las personas que me adornaron antes y cambiaban las flores y limpiaban todo.
            A finales de Septiembre volvieron a colocarme a los pies del altar, allí estuve durante nueve días, a lo largo de ellos cambiaban mis flores y a la imagen de la Virgen le cambiaban los vestidos, que bonitos eran, que importante debía ser esta imagen, como la cuidaban y la querían todos. Pasados estos nueve días, la imagen cambio de vestido y la pusieron sobre mi vestida de pastora, si de reina estaba bonita; de pastora lo estaba aún más. Y sin avisar veo que un día del mes de octubre, creo que era lunes por la mañana, después de misa, vienen y me cogen seis personas y me cargan sobre sus hombros, " cuidado que vais a marear". Salimos de la iglesia, todo el mundo canta, nos dirigimos a la salida del pueblo, las personas que me llevan en sus hombros van cambiando, unas veces son hombres y otras mujeres.
            Qué sorpresa, hemos abandonado el pueblo y vamos por un camino, pasamos junto a un puente que tiene toda la pinta de ser romano, no entiendo mucho de esto porque  soy muy joven pero creo que si. A lo largo del camino nos detenemos en varios lugares en unos hay mesas de piedra para posarme y en otros me mantiene en sus hombros. Hemos llegado a lo que parece el cauce de un río, está seco, los hombres que me llevan en sus hombros se paran y todos le canta a la Virgen una Salve. Hay un señor que lleva un megáfono y viene todo el camino cantando y rezando, he oído decir que ha vuelto al pueblo después de algunos años y le gusta recorrer este camino.
            Unos metros más adelante se han salido del camino y me llevan campo a través, cruzamos barbechos y después de pasar por el medio de dos encinas hemos entrado en unas viñas, las vides están vacías, sin racimos, me han comentado que del fruto se saca un líquido que derrocha alegría. Uf, qué día más caluroso, que calor hace y estos jóvenes que me llevan no se cansan. Hemos subido una gran cuesta y al llegar a una cruz blanca se ve una ermita, dicen que ya queda poco para llegar, eso significa que iremos a esa ermita. Por fin ya hemos llegado, vengo mareado, el último tramo ha sido muy movido.
            ¿Qué hacéis?, ¿dónde vais todos?, ¿y yo qué? Me han dejado solo en el campo, bueno solo no; se queda conmigo la imagen de la Virgen.
            Ya se abren otra vez las puertas, ¡qué alegría!, viene alguien; están limpiando la ermita. Al terminar suben la imagen de la Virgen a un lugar de privilegio y a mi me envuelven en plástico y me ponen en un rincón, si no hace frío, ¿para qué me arropan?, ya sé, será para que no me ensucie, cuantos mimos y cuidados.
            Vienen algunos días muchas personas, celebran una Eucaristía y se van, uno de estos días fue algo especial, vi como ponían medallas doradas sobre el altar, y el señor que en el camino rezaba con el megáfono, las bendecía y se las ponían a 15 personas, era la nueva Junta Directiva, al parecer se habían celebrado elecciones y yo en el campo sin enterarme de nada. A algunas personas de las que le han puesto la medalla, ya las conocía de antes, otros son nuevos y jóvenes, en la cara se les nota que tienen muchas ganas de trabajar por esto que hacen que todavía no se muy bien que es.
            Estamos a finales de abril y creo que se avecina algo importante, me han quitado el plástico que me cubría y me han limpiado, ja,...,ja, ¡qué cosquillas hace la bayeta!, cómo brillo, qué limpito me han dejado.
            Otra vez han subido sobre mi la imagen de la Virgen, ¿volveremos al pueblo?, parece que hoy no, han cerrado las puertas y se han ido.
            ¿Qué pasará ahí fuera?, ¿cuánto ruido se escucha?, llevo unos días que estoy rabioso, no dejo de escuchar jaleo y no puedo salir a ver que pasa. Ya por fin se ha abierto la puerta de la ermita y han entrado gran cantidad de personas, ¡cuántas caras nuevas!, ¿qué sucede?, ¿todo el mundo me trae flores? Ah no, no son para mi, son para la Virgen, le traen flores y le cantan, este día debe ser un día grande porque hay aquí muchas personas y están todas muy contentas, aunque veo que algunas lloran, será de emoción. Hay quien habla de promesas, vienen de lejos porque la Virgen les ha hecho un favor, otros porque si no vienen dicen que les falta algo, sigo sin saber como se llama esta imagen; le llaman cariñosamente “la Chiquinina”.
            Otra vez hay revuelo, han entrado con muchas medallas, van nombrando a algunos de los presentes y se cercan, un señor con gafas les da un beso y se las pone, son los nuevos miembros de esta Hermandad.
            ¿Qué hacéis?, ¿dónde me lleváis?, ya es tarde, va anochecer, ¿esto qué es?, un altar en la calle, ¡cuánta gente!, esta imagen debe ser muy importante para congregar a tantas personas que deben venir de fuera porque según recuerdo en el pueblo no había tantas cuando me vine en octubre. Ah, el altar es para celebrar la Santa Misa, ¿cuántas emociones vuelan sobre este cerro?, ¿cuántos recuerdos?; se nota en el ambiente. Están repartiendo pan, a mi no dais, ah es para compartirlo con los demás; bueno alguien me dará un trozo. Veo que aquí se vive en fraternidad y amor. ¡Cuántas antorchas! tened cuidado no me queméis, mira, mira, son fuegos artificiales, ¡qué bonitos! ¿ya se han acabado?; que pena.
            Vamos a la ermita que quiero descansar, me imagino que mañana el día va a ser cansado. ¿Ya estáis aquí otra vez?, ¿no es aún de noche?, ¿para qué son estas cintas que me han colgado?, ya nos vamos, cuidado con la puerta, no me rocéis, bien, así, ya estamos fuera, ¡vámonos para el pueblo!
            Este camino ya lo conozco, es el mismo del mes de octubre, pero que veo ese es el cauce del río que estaba seco, ¡cuánta agua!, espero que no me mojen, debe estar muy fría. ¿Qué hacéis con las cintas?, ¿por qué me cambiáis los varales?. Todo el mundo quiere cogerme, tienen que cumplir sus promesas.
            ¡Venga!, vamos al agua, ese niño va como yo a hombros de su padre. ¿Qué hacéis?, ¿más arriba vais a subirme?, ¿no queréis que me moje? Ah ya, lo que no queréis es que el agua moje el vestido de la Virgen, ¡cuánto amor le demostráis!. Qué bonito es esto, aquí se reza, se canta y se llora, el corazón está en un puño, ¡qué forma de dar gracias! y las cintas, se las llevan de recuerdo, quizás adornen sus camas y les impulse a vivir cada día. Según aprecio, la Chiquinina no se queda en Belalcázar, va en el corazón de sus devotos cuando estos cruzan la geografía española hacia sus lugares de residencia.
            Ya se ve el pueblo, me han cambiado las flores, rosas y trigo; no me veo pero debo estar de dulce. Retiraos un poquito que me rompéis las flores y no salgo bien en las fotos. ¡Qué oigo!, es música, y, ¡cuántos estandartes!; vienen a recibir a la SEÑORA, todo Belalcázar está aquí, y esas niñas llevan unas faldas muy coloridas, tened cuidado que sois muchos, cogedme bien, ¡ala! “parriba”, menos mal que los brazos que me sostienen son fuertes y me siento seguro. Otra vez fuegos artificiales, ¡qué bien!, ¡qué bonitos!, estos han durado más que los de ayer pero echo de menos el trueno final de la colección, ¿por qué no estará?, ¿le dará miedo a alguien?.
            ¿Ya vamos a la iglesia?, aún no estoy cansado. Salve, vítores y besamanto para despedir a la SEÑORA, ¿y mis flores?, ¿dónde irán?, habitarán en algún libro de una casa en una lejana ciudad donde se vivirá con fe y esperanza la llegada del próximo mes de abril, para poder regresar a Belalcázar y poner a los pies de la Virgen María los deseos y agradecimientos de una familia que le tiene un gran amor a su Madre, NTRA. SRA. DE GRACIA DE ALCANTARILLA, ya me he aprendido el nombre, es la Patrona y la Madre y Señora de todos los belalcazareños de origen y de adopción.
            Creo que hasta octubre no vuelvo a ver la calle.

¡VIVA LA CHIQUININA!


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