Agua y Hermandad
Al caer la tarde, cuando la oscuridad
le va ganando la partida a la luz del sol sobre el cerro de la ermita, se hace
el silencio, silencio roto por las voces del Coro Romero que elevan sus
plegarias al cielo cuando la imagen de la Señora aparece por el arco de la puerta. Hay que
nacer en Belalcázar “pa” sentir la devoción. Y no solo nacer en Belalcázar,
sino sentirse belalcazareño, aunque el lugar de origen se encuentre a cientos
de kilómetros. ¿Cuántas personas han vivido la Romería invitados por
amigos y familiares y ya no han faltado ningún año? ¿Y cuántas, después de visitar el pueblo en
otras fechas, han oído hablar de la misma o han visto fotos y no han podido
vencer la tentación de vivir estos días de hermandad con los vecinos de nuestro
pueblo?
Belalcázar y su Patrona, Ntra. Sra.
de Gracia de Alcantarilla, esa imagen pequeña que todos llevamos en el corazón
y a la que todos le profesamos nuestra fe y nuestra devoción, cada uno la vive
a su manera, pero está claro que el sentimiento que nos mueve a todos es el
mismo: sentimiento de amor a la
Madre ; sentimiento que nos hace rezar, cantar, llorar, reír...,
en definitiva, alabar a la Madre
de Dios y Madre nuestra, nuestra porque así lo quiso Él cuando desde la Cruz la nombró Madre de todos
los Cristianos.
Que lejos está el cerro cuando
estamos en nuestra vida diaria, en nuestro vivir esparcidos por toda la
geografía española y fuera de ella, y que cercano lo sentimos en nuestro
corazón, recordando lo vivido en él y la devoción que tenemos allí y que nos
une a todos, nos une a todos en esa forma de vivir solidaria y comprometida con
nuestro hermanos, esa forma de vivir que tenemos que trasladar a nuestros
lugares de origen y de residencia, esa forma de vivir que físicamente dura dos días
pero que nos ata para el resto del año.
A la Virgen , como nuestra Madre
le pedimos lo necesario para vivir, para que nuestro peregrinar por esta vida
pasajera sea lo más agradable posible. Las fechas de celebración de la Romería , son días en los
que a nuestros campos les hace falta el agua y a María se la pedimos con fe y
con amor. Y con ese amor con el que la pedimos somos capaces de recibirla.
Recibirla y empaparnos en su presencia aceptándola como un regalo de vida. Vida
que vivimos entregados a Ella, intentando que el Evangelio no se quede en un
libro que acumula polvo, sino que se esparza en nuestras vidas cotidianas como
la semilla en la tierra; una tierra fértil que se llene de frutos abundantes
para que no se apaguen nunca las voces de alabanza a Nuestra Madre María.
¡Viva la Chiquinina !
Hermandad Ntra. Sra.
de Gracia de Alcantarilla
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