Aromas de Romería
Ya estamos en mes de abril, cuando los campos se llenan de vida, cuando nuestro pueblo de origen nos atrae más. A finales de este florido y sonoro mes mi pueblo, Belalcázar, nos llama a todos los emigrantes a cruzar la geografía española y reunirnos en él; más concretamente a 20 km, en el cerro donde se encuentra la ermita de Ntra. Patrona.
Este año, mirando en el calendario, he descubierto que tenemos un puente; el lunes no se trabaja. Tengo que pedir el viernes par ir, lo haré, llevo varios años sin compartir con mis amigos la Romería; el trabajo y las situaciones familiares así lo han condicionado. Este año es distinto, no hay impedimentos. En casa llevamos todo el mes inquietos, hoy partimos hacía Andalucía, pronto veremos sus campos llenos de flores, sus días limpios y luminosos, sus gentes alegres y acogedoras.
Una carretera angosta y tortuosa nos conduce al destino final, a lo lejos, en el horizonte, se divisa la imponente silueta de la fortaleza a la que mi pueblo debe su nombre. En las calles, que de niño me vieron crecer, en las que mis rodillas sintieron la dureza de las piedras, hoy se respiran aromas de resol y fideos; aromas de Romería.
El sábado por la mañana, cuando el sol empieza a nacer, mi pueblo se pone en marcha, algunos ya lo hicieron el viernes por la tarde. Coches, tractores, camiones y romeros a pie que cumplen una promesa o viven con sus amigos la alegría del camino. Ya en la ermita montamos nuestra tienda, la tienda que mi hermano ha hecho para la ocasión, en ella nos cobijaremos toda la familia y todos los conocidos que pasen por el lugar, no importan las estrecheces, cuantos más estemos mejor, este es el sentido de la Romería, sentido que no ha cambiado con los años. Otras cosas si han cambiado, aquí hay más romeros que el último año que yo vine, unos son descendientes del pueblo y también los hay que un día vinieron con estos y ahora lo hacen porque algo les quedó dentro y hoy los impulsa a venir.
Tras colocar las tiendas y todo lo necesario en ellas nos dirigimos a la ermita, son las 12, pronto será la ofrenda de flores y el canto de la Salve. Traemos un ramo grande, lo llevará mi hija, son flores de agradecimiento por todo lo que tenemos en la vida y de alegría porque este año estamos aquí. Qué bonita luce la Chiquinina en esas andas de plata, que emoción acercarnos a ella y poder besar su vestido, ¡cuántas veces en la lejanía del pueblo he soñado con ello!
Paseo por el cerro camino de nuestra tienda, saludando conocidos y tomando con ellos un aperitivo, cuando llego donde está mi familia es media tarde, estoy viviendo la Romería como a mi me gusta, con mis amigos.
Al caer la noche nos preparamos para la Eucaristía, antes he visto la explanada donde ahora se celebra, es grande pero cuando llegamos puedo comprobar que se queda pequeña, muchos pensamientos unidos que vuelan junto a personas que ya no están con nosotros, personas que nos enseñaron a vivir la Romería; pensamientos que vuelan entre las notas musicales del coro romero. Y al terminar, una gran fila de antorchas bordea el cerro, cantos que brotan de nuestra gargantas y plegarias que se elevan al cielo, presidiéndolo todo, la imagen de Ntra. Madre a hombros de los afortunados que han conseguido cogerla.
Me gustaría hacer el camino de vuelta andando, voy a hacerlo y por supuesto este año cruzo el río. Mis pies pisan el agua, me han dado una cinta de color verde esperanza, esperanza de poder estar otra vez aquí el año próximo, el agua sube por mis piernas y el estómago se encoge, el corazón está en un puño llevo una cinta pero siento que llevo encima a la Madre de todos. La llevamos en alto para que no se moje su vestido cuando pasa por el agua, ese vestido rojo de pastora que lleva este año, Pastora que va por los campos sembrándolos de alegría y de frutos abundantes para darnos el pan de cada día.
Salve en medio del río y, otra vez en el camino con un objetivo claro, la entrada en el pueblo. La entrada también ha cambiado estos últimos años desde que no la veo, las Hermandades, Cofradías y Asociaciones Religiosas, en representación de todo el pueblo salen a recibir a la imagen de la Madre de Dios. Yo por mi parte, y creo que es el sentir de todos, les doy las gracias a estos grupos religiosos que, con fe y alegría salen a acoger la imagen de Ntra. Sra. de Gracia de Alcantarilla, Patrona de todos los belalcazareños y belalcazareñas.
Mañana nos levantaremos temprano y volveremos al lugar de donde hemos venido, unos cruzaremos Extremadura, otros La Mancha, otros Andalucía pero todos llevaremos en el corazón un único sentir. El año próximo, si Dios quiere, volveremos a estar junto a la Chiquinina.
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